Luisi Vélez: pintura de mujer a la búsqueda de su realidad

Durante estos días la pintora donostiarra Luisi Vélez (1949) cuelga sus últimas realizaciones –unos 30 cuadros- en las salas de exposiciones de la Gipuzkoako Kutxa.

Desde luego, nada más entrar en la exposición es indudable que un cálido ambiente nos acoge. Dicha sensación está lograda a base de expandir sobre los lienzos una cálida gama de colores –muchos tonos pastel- suavemente conjugados y difuminados. Esta sería la primera sensación que acogería al visitante, pero no la única. De inmediato nos damos cuenta de lo familiar que nos resultan los temas tratados.

En efecto, Luisi Vélez pinta cuadros en los que desgrana esa vida cotidiana –al alcance de todos nosotros- dándole un toque particular. Estos temas cotidianos están inmersos en un aire misterioso/mágico que les confiere notable singularidad.

Sus personajes son reales, tomados de la calle; sus naturalezas son reales (frutas, hortalizas, paisajes…) pero todo ello está impregnado de una “cierta magia” que hace pensar que surgen del resultado de la transposición mental del estado onírico de la artista.

Carlos Naucler –hijo de Luisi Vélez- afirma que, junto a un tratamiento exterior –estilístico- surrealista nos encontramos junto a un interior –contenido- netamente realista.

Este juego dialéctico –surrealismo/realismo- se completa con una manera de hacer “ingenua”. Así pues, todos estos códigos se mezclan en la medida que satisfacen las necesidades profundas de la pintora.

Al ser sus óleos el resultado de una translación al exterior (del interior), podemos afirmar que su pintura no se debe estudiar. Basta con verla y sentirla.

Esta pintura individualista, sumamente subjetiva, invita a sumergirse visualmente en un proceso onírico como resultado del hecho de haberse visto pintados los sentimientos de la artista.

EGUSUT

Sala de exposiciones de la GK.
Garibai, 20-22. Donostia.